20 de julio de 2013
Las obras de esta
gestión, son tantas y tan importantes, que ya no pueden pasar desapercibidas,
ni aún para los más ingenuos, y eso ha puesto en una situación muy difícil a
los predicadores del desánimo. Sin embargo, es cierto que estos predicadores no
se darán por lo menos por un largo tiempo, ni remotamente por vencidos, y
seguirán buscando -y encontrando eventualmente- instrumentos para embarrar la
cancha. Ellos saben que todavía no han perdido riqueza y privilegios de manera sensible, pero tienen la certeza de que esto de
avivar y empoderar a los humildes, no puede seguir, porque entonces, y
probablemente a mediano plazo, sí constituya un riesgo cierto de que "la
tortilla se vuelva" En mi humilde opinión, la asombrosa capacidad de esta
gestión, de acreditar con hechos los enunciados políticos, es el modo de seguir
adelante. Tal vez haya que trabajar un poco en la "enunciación", y me
pareció ver algunos síntomas, de que ya lo están haciendo. También -y no creo
que sea deshonesto- habría que poner a trabajar a un grupo calificado de
especialistas en lingüística y semiótica -compañeros o simpatizantes del
proyecto del FPV- para analizar el modo de hacer docencia y combatir ese
fenómeno llamado "analfabetismo político", concepto del que se ocupó
alguna vez Bertolt Brecht.
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