1° de noviembre de 2012


            Yo no le restaría gravedad a las últimas declaraciones de Carrió. Busco en google, algo que me ilustre acerca de estos procedimientos, usados hasta la desesperación por esta mujer, o por Lanata y otros operadores. Se asocian a mis búsquedas, documentos sobre los sofistas griegos, o las definiciones de Gramsci respecto de la manipulación de la opinión colectiva ejercida mediante aparatos de poder, pero todas cuestiones que exigen un ajuste para referirme al tema que me ocupa. El problema es que no sé como carajo argumentar de manera creativa, novedosa, con esa dosis de significación que la haga atractiva al pensamiento crítico del otro. Y encuentro lo siguiente: “La mentira en política busca engañar de manera consciente y premeditada a la ciudadanía. Pero las elites políticas se han acomodado con ella. Es parte del oficio, creen. La mentira es concebida como un procedimiento necesario en el ruedo político-mediático; una técnica de poder que con el concurso de los medios se transforma en una práctica incuestionable. Sin embargo, habría que combatirla, pues el uso de la mentira y su aceptación funcionan como anestesia del espíritu crítico en una democracia”. Estas palabras pertenecen a un tal Leopoldo Lavín Mujica, chileno.

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