14 de octubre de 2013
Le compro mis verduras, a una señora
boliviana, siempre amable y gentil y provista de ese acento dulzón que
caracteriza a los inmigrantes de ese país. Recién le pido tomates, y me dice:
_Pero mire que cuesta 50 pesos el kilo, no se enoje conmigo como hacen todos-
Me acuerdo entonces de la maniobra, y trato de explicarle lo de la formación de
precios para que tenga qué contestar; le digo también que si la gente está
enojada con el precio del tomate, probablemente algunos voten en contra del gobierno. Pero aunque es una buena
persona, y ya casi amiga mía, tiene su resistencia a mi explicación, porque es
Cruceña, y tiene plantados algunos prejuicios respecto de Evo Morales y de las
experiencias latinoamericanas. No compré tomates, la saludé cordialmente como
siempre, y me vine pensando (puteando bah!)
QUE CULPA TIENE EL TOMATE, SI ESTA
PERDIDO EN LA MATA
QUE CULPA TIENE EL TOMATE, SI ESTA PERDIDO EL LA MATA,
Y VIENE UN HIJO DE PUTA….
CUANDO QUERRA EL DIOS DEL
CIELO, QUELA TORTILLA SE VUELVA…
Y no creo ser ingenuo si digo
que en este cambio de época, no sé si Dios lo estará queriendo o no, pero de lo
que estoy seguro, es de que por lo menos, no se está metiendo, y eso ya es
mucho…
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