14 de febrero de 2015




             Experiencias como las de Paraguay y Honduras; los ensayos reaccionarios en Bolivia y Ecuador, y la actual escalada de la derecha en Venezuela -entre otros hechos políticos relevantes de los últimos años- señalan claramente una firme determinación de frenar por una parte el avance de políticas solidarias, complementarias e inclusivas, y recuperar por otra privilegios, por parte de los históricos detentores del poder del dinero por el dinero mismo. El constante hostigamiento al gobierno de Cristina, juega hoy una carta que, no por trucha, deja de ser peligrosa. Convencen a un Fiscal sobre un asunto, proveyéndole el hilo argumental, y asegurándole que las pruebas están, pero que la recuperación de las mismas requiere de una señal inequívoca acerca de que el Ministerio Público actuará conforme a derecho. Técnicamente la trampa es lo suficientemente buena para que el Fiscal lo crea, y se manda. Como considera cumplido el recaudo de la “señal inequívoca”, demanda las pruebas prometidas, y como éstas no existen, descubre la maniobra. Advierte que en su presentación ante los legisladores, tendrá que decir la verdad, y entonces se le abren las puertas del mismísimo infierno: un hombre que hace un par de días no tenía grandes problemas personales, de pronto se entera que deberá quitarse la vida porque las amenazas que recibe apuntan a otras cuestiones (acaso la seguridad de sus hijas) que le son infinitamente más caras. Y se suicida.
              La operación está en movimiento. La imputación está hecha formalmente. La convocatoria de la marcha del 18, y sus adhesiones, ponen sobre la mesa la peor manifestación de la naturaleza humana, intentando dar entidad a una denuncia que desde cualquier abordaje pertinente, resulta por lo menos infantil y vacua. Sin embargo, si se cuenta con el apoyo de los principales medios de comunicación, sólo el aspecto volitivo de la denuncia podría resultar determinante, y tenemos que resistir. Superaremos este trance, pero es de tal envergadura, que imagino dentro de unos años, un cuadro, como el Guernica tal vez, que exponga para la historia los rostros de toda esta basura humana depositando su pobre carta, en una mesa de orgía y vicio, sólo porque no tuvieron un discurso con ideas para mejorar esta realidad, o cambiarla totalmente si efectivamente fuera tan mala como pretenden


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