DE A POCO.
La descomunal reacción de los grupos de poder
concentrados, esto es, de los privilegiados en este y cualquier otro sistema
socio económico político, en que el conjunto social haya perdido el control del
Estado, es la prueba más clara de que hoy, como
nunca, se están tocando esos privilegios mediante la recuperación del Estado
como ordenador de esa muy compleja trama de intereses, presente en cualquier
sistema de relaciones de producción de bienes y servicios. Pero en particular
compleja, en el capitalismo, en virtud de la legitimación que hace de la
"propiedad privada", elevada a la categoría de "dogma" de
una "juridicidad divina". Pero es lo que hay!! Ojo al piojo! Es
imposible mudar de pronto, de algo tan estructural como una intrincada red
tejida a través de centurias de implementación sistemática de principios
rectores de este sistema, reconocido en su momento como superador de un estado de
cosas más cruel, aunque negado hace una punta de años, pero muy
resistente gracias al altísimo nivel de especialización de sus instancias de
poder. Dada la enorme concentración de poder en los países centrales, en esta
fase del Capitalismo, los gobiernos progresistas de Latinoamérica y el Caribe,
están siendo tan cautos como deben. Un muy lúcido analista del problema árabe,
invitado ayer al programa VISIÓN 7 INTERNACIONAL, dijo algo que me pareció
valiente y honesto: “…las discusiones internas en los países, son una cosa,
pero en el contexto internacional, hay que socializar (en el sentido de “negociar”)…”
Nuestra región tiende a reestructurarse, a consolidar sistemas de unificación en
función de intereses ya no locales sino regionales. Avanzan de a poco, en el
control de los resortes de poder que permitan discutirlo todo, pero sin
lesionar el tejido que mencionaba antes, para no facilitar aventuras
injerencistas drásticas. El tema de la plena vigencia de la Ley de Medios Audiovisuales,
tiene mucho de esto. El devastador efecto que tendrá para el aparato de poder
que encierra la corporación mediática, la obliga a poner “toda la carne en el
asador”, valiéndose de tecnicismos que la juridicidad sistémica le provee, juridicidad
que tal como avanzan las cosas, también será revisada en su oportunidad. Por
todo esto, digo que este es un día de genuina felicidad, para festejar con
plena libertad.